La trascendencia del trabajo



El Salmo 127 (PDT) nos ofrece una perspectiva profunda sobre el significado del trabajo y la necesidad de reconocer la providencia de Dios en nuestras labores.

«1Si el Señor no construye la casa, los constructores pierden su tiempo.
Si el Señor no vigila la ciudad, los guardias pierden su tiempo.
2Pierden el tiempo ustedes, que se levantan temprano y se acuestan tarde,
para comer un pan conseguido con sufrimiento,
porque Dios da a quien ama, aun mientras duerme.

3Los hijos son la herencia que nos da el Señor; los frutos del vientre son la recompensa que viene de Dios.
4Los hijos de un hombre joven son como flechas en manos de un guerrero.
5Qué afortunado es el hombre que llena su aljaba con flechas como esas.
No será avergonzado por sus enemigos cuando trate con ellos en los tribunales.»

Este salmo se divide en dos secciones. A primera vista, la segunda parte parece centrarse en la familia y no en el trabajo. Sin embargo, en el contexto histórico, el trabajo estaba profundamente ligado a la familia, que funcionaba como la unidad económica principal. Antes de la industrialización y la aparición de las corporaciones, el hogar era el centro de la actividad productiva, y la bendición de la familia influía directamente en la labor cotidiana.

Si bien esta sección habla directamente de la bendición de los hijos, podemos ver en ella una metáfora más amplia sobre la vida y el trabajo. Así como un guerrero confía en sus flechas en la batalla, nosotros confiamos en que nuestro esfuerzo tiene propósito y dirección cuando está alineado con la voluntad de Dios.

La providencia de Dios en el trabajo

La primera parte del Salmo 127 (v. 1-2) nos recuerda la importancia de la providencia de Dios. Este principio fue clave en el pensamiento de los puritanos, quienes enfatizaban la soberanía de Dios sobre todas las áreas de la vida, incluyendo el trabajo. Pero, ¿qué significa la providencia de Dios? Es el reconocimiento de que Dios no solo creó el mundo, sino que sigue sosteniéndolo y guiándolo activamente. En Hebreos 1:1-3 (RVC) se nos presenta esta verdad:

«1Dios, que muchas veces y de distintas maneras habló en otros tiempos a nuestros padres por medio de los profetas, 2en estos días finales nos ha hablado por medio del Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y mediante el cual hizo el universo. 3Él es el resplandor de la gloria de Dios. Es la imagen misma de lo que Dios es. Él es quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder.»

Cristo es el fundamento de la creación y el sustentador de todas las cosas. Esto nos lleva a entender que nuestro trabajo, nuestros esfuerzos y nuestras preocupaciones deben estar bajo su dirección. Mientras que el pensamiento secular nos impulsa a depender exclusivamente de nuestras capacidades, la perspectiva bíblica nos llama a confiar en que Dios es quien nos provee y guía.

Un llamado a la trascendencia

El Salmo 127 nos desafía a ver el trabajo más allá del simple esfuerzo humano. Es fácil caer en la trampa de medir nuestro valor por nuestra productividad, creyendo que el éxito solo depende de cuánto trabajemos. Sin embargo, este pasaje nos recuerda que, sin la presencia y dirección de Dios, todo esfuerzo es en vano.

Esto no significa que el esfuerzo sea innecesario, sino que debe estar enmarcado en una relación de dependencia con Dios. Cuando entendemos que Dios es quien sustenta nuestro trabajo, encontramos propósito más allá de la rutina diaria. Trabajar con esta mentalidad nos permite ver cada tarea como una oportunidad para glorificar a Dios, servir a otros y participar en su obra en el mundo. En un mundo que nos presiona a buscar siempre «más», el Salmo 127 nos invita a confiar en que Dios es quien da crecimiento, aun cuando no estamos trabajando. Él es quien edifica, guarda y provee.


El mensaje del Salmo 127 sigue siendo relevante hoy: sin Dios, nuestros esfuerzos son vanos. Cuando entendemos el trabajo como parte de la providencia divina, lo realizamos con un sentido de trascendencia. Nuestro desafío es aprender a depender de Dios en lo que hacemos, confiando en que Él está en control y que nuestro trabajo, cuando es guiado por su propósito, tiene un impacto eterno.

Artículo basado en el devocional «Ver el trabajo como algo trascendente» (Día 9) del libro «Devocionales sobre Fe y Trabajo» de Marcelo Robles. Ed. Certeza Argentina.

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